Equilibrio. Una palabra que todos entendemos pero cómo nos cuesta traducirla a la vida. Demasiada comida, demasiada televisión, demasiada tecnología, demasiado materialismo incluso hasta demasiado amor. Todo en extremos puede ser dañino. Como madre, muchas veces me pregunto cuanto es suficiente... y más de la cuenta veo que exagero.
Juguetes, ropa, dulces, iPads, iPhones y más. Ahora mi hija de 2 años tal vez no tiene idea si la estoy consintiendo demasiado o tal vez si. Pero, ¿cuando debemos parar? Siempre vivimos con la premisa que queremos darles a nuestros hijos lo que no tuvimos y lo mejor, incluso en lo material.
Recuerdo hace unos años, cuando nuestra empleada doméstica (uff, no encuentro un término que me sea cómodo así que usaré su nombre), me estaba contando de su sobrina en El Valle que le había pedido a sus papás una mochila escolar pero de un modelo muy específico. Cuando sus padres se negaron, le preguntó Yinela si ella se la podía regalar ya que ella es su madrina. Ella a su vez le pregunta que por qué TIENE que ser esa y ella contesta: "porque todas la tienen y si no la tengo no seré parte del grupo". De más está decir, el shock que sentí cuando ella me dice esto y cuando yo misma comprendo que esta situación se repite en tantos aspectos y niveles.
¡Qué tema tan difícil de absorber y traducir en palabras! Cuentos como el de Yinela, de una familia trabajadora que comprar algo de cierta marca puede ser un esfuerzo es sólo la punta del iceberg. Pero como no complacerla, pienso yo... si para eso se trabaja, para poder darles lo mejor. Pero también puedo pensar, ¿por qué complacerla?, si una mochila no dicta quien eres ni te hace mejor o peor.
Buscando referencias, encontré un artículo interesante del famoso Dr. Phil, que aunque no veo su programa de televisión, acertó en muchos puntos. "Nuestro primordial rol como padres es preparar a nuestros hijos para la realidad de la vida y de cómo funciona el mundo que les rodea. En el mundo hay muchas influencias con las que ellos se identificarán, pero tú debes ser su mayor influencia y eso te exige dar el mejor ejemplo. Asegúrese de que sus hijos no definan su felicidad y su situación en el mundo por lo que llevan puesto o el carro que tienen. Recuérdeles lo que realmente define su valor como persona: su inteligencia, su creatividad, su cariño, su entrega, su ética de trabajo, etc." dice el Dr. Phil en su artículo.
Y aún mejor dicho para las mamás como yo, Dr. Phil explica: "Su hijo no tiene por qué amarle a cada minuto de cada día. Él se va a recuperar de la decepción de que le dijo que "no". Pero no va a superar los efectos de pensar que todo en la vida es sin esfuerzo."
Luego le pregunto a mi amiga y educadora, Maité Castrellón, cómo ella lo hace en casa o lo transmite a sus alumnos. "Hay que enseñarle a los niños a estar agradecidos por lo que se tiene. Si alguien tiene más se le celebra sin envidia. Debes recordarles que en la vida hay contrastes, y debemos agradecer lo que tenemos pues otros tienen mucho menos."
El Dr. David Sack, psiquiatra y presidente de Elements Behavioral Health, da estos consejos:
Enseñar gratitud: la gratitud no es una lección en si, es un ejercicio diario. Compartir cariñosa y generosamente, decir gracias y por favor crea la base para ser agradecido.
Celebrar la vida: a todos les encantan los regalos, pero trate de enfocarse en las otras cosas buenas de las celebraciones. Estar juntos, tomarse fotos divertidas, decorar con su color favorito o cocinar algo especial debe ser también parte de la experiencia. En vez de la cantidad de regalos de cumpleaños, que tal hablarles de las cosas nuevas que se pueden hacer a esa edad como lavarse las manos solo, amarrarse los zapatos o quedarse despierto un poco más tarde.
El valor del trabajo: entre más los pequeños ayuden en casa, más aprenden sobre la responsalibidad. Aunque tal vez no lo hagan como usted desea, pídales tareas apropiadas para su edad como retirar los platos de la mesa o ponerle agua al perrito. No solo apreciarán más a las personas que hacen cosas por ellos también sentirán satisfacción de haber podido contribuir.
Pensar en otros: el voluntariado puede formar parte de la vida de los niños desde muy jóvenes. Si usted hace algún tipo de labor voluntaria, lleve a su hijo consigo si puede. Pensar en otros incluye también cosas simples como hacer galletas para los vecinos en Navidad o recoger por la casa las cosas que ya no se usan para donarlas.
Para cerrar, el Dr. Sack dice: "Usted probablemente ha oído decir que 'la felicidad es una elección'. Si bien puede ser difícil elegir la felicidad en tiempos difíciles, las investigaciones sugieren que la felicidad es, de hecho, menos el resultado de las circunstancias y más el producto de nuestro propio pensamiento y hábitos."
Este es un tema sin fin, y mi idea es sólo depositar una semilla mi mente, así lo tendré presente la próxima vez que esté en una tienda y me diga a mi misma: "que bellos estos zapatos para mi nena, se vería divina" cuando sé perfectamente que no necesita más.
xoxo,

Referencias:
http://www.huffingtonpost.com/david-sack-md/gratitude_b_2277960.html
http://www.drphil.com/articles/article/94