¿A dónde se fué Bingo?




Érase una vez la historia de una chica que tenía un lindo perrito. Luego esta chica se casó y este lindo perrito pasó de amorosa mascota a ser el pequeñín de la pareja. Con el tiempo, la pareja tuvo una niña y ahora esa niña es la dueña y amiga incondicional del lindo, y ahora, viejo perrito. Esta es, en resumen, la historia de mi fiel chihuahua Nico... quien no sólo es mi mascota, es ahora el compañero leal y faldero de mi hija. 

Cuando los veo juntos, se reafirma en mí el concepto de que las mascotas traen a la vida de nuestros pequeños un vínculo especial con el mundo que los rodea. Aportan sentido de responsabilidad, compañía, compasión, respeto a los seres vivos e incluso ayudan a su desarrollo e interacción social. Jugar con una mascota, relaja y alegra al punto de producir dopamina y seratonina, ambas sustancias importantes para el sentimiento de bienestar de los seres humanos.

Pero tan bello como todo suena, albergo un temor inmenso... el día que le toque a mi Nico visitar el cielo canino. ¿Qué hago? y peor aún, ¿cómo se lo diré a mi hija?. Nada más de pensarlo se me aprieta el pecho como si me pisara un elefante. La idea es aterradora. Recuerdo claramente cuando, Marion (una amiga), me canceló una cita porque estaba enfrentando la muerte de su mascota y el tremendo desafío que tenía por delante, pues su perrito salió enfermo de su casa dejando atrás a sus hijas bañadas en lágrimas para luego a las horas morir en la veterinaria. Al teléfono, mientras me contaba todo esto, notaba realmente su tristeza pero más allá de su dolor individual, estoy segura que enfrentar las caritas de sus hijas le provocaba la más indomable ansiedad.

Esta es una situación que para las familias amantes de los animales puede potencialmente terminar en desastre si no se trata correctamente. Tengamos en cuenta que este es el momento donde debemos tomarnos el tiempo prudente para impartir una de las lecciones más importantes de la vida de nuestros hijos.  En la medida en que lo hagamos con prudencia evitaremos miedos y tabúes en su vida futura. 

Aquí les dejo los siguientes consejos según KidsHealth.org:

1. Lugar adecuado: busque un lugar donde se sientan seguros y cómodos y no distraerse con facilidad para darles la noticia.

2. Sea prudente: como lo haría con cualquier tema difícil, tratar de medir la cantidad de niños la información que necesitan saber en función de su edad, nivel de madurez y experiencia de vida.

3. Prepárese: si su mascota es mayor o tiene una enfermedad persistente, considere hablar con los niños antes de que ocurra la muerte. Si usted tiene que sacrificar a su mascota, es posible que desee explicar que: los veterinarios han hecho todo lo que pueden, su mascota no mejorará y la mascota va a morir en paz, sin sentirse herido o asustado. Pero, ojo, si usted tiene que sacrificar a su mascota, tenga cuidado en decir que el animal se fue "a dormir". Los niños pequeños tienden a interpretar los acontecimientos, literalmente, así que esto puede evocar ideas erróneas sobre el sueño de miedo o de la cirugía y la anestesia. Si la muerte de la mascota es más brusca, con calma explicar lo que ha sucedido. Sea breve, y deje que las preguntas de su hijo guíen la cantidad de información que usted proporcione.

5. No Mienta: Evite tratar de pasar por alto el evento con una mentira. Decirle a un niño que "Buster escapó" "Max se fue de viaje" no es una buena idea. Probablemente no se aliviará la tristeza por la pérdida de la mascota, y si la verdad sale a la luz, su hijo probablemente se enoje que mentiste.

6. Permítele expresarse: no se sienta obligado a ocultar su tristeza por la pérdida de una mascota. Mostrando cómo se siente y hablar de ello abiertamente es un ejemplo para los niños. Usted demuestra que está bien sentirse triste cuando se pierde un ser querido, para hablar acerca de sus sentimientos, y para llorar cuando te sientes triste. Y es reconfortante que los niños sepan que no están solos en sentirse triste. 

Creo que lo más importante es hablar de la mascota, a menudo y con amor. Los recuerdos felices de la mascota siempre permanecerán. Y para nosotras, las familias que aman los animales, no existe otra opción que volver a darle nuestro amor a otra mascota... y al final esa es la lección: siempre dar amor por encima de las malas situaciones.

Suerte y hasta la próxima! Yani