Una de las cosas que más recuerdo de mi papá era su gusto por la lectura. En la cabecera de su cama siempre habían libros y en la mesita de noche revistas. En particular, recuerdo las mini revistas llamadas “Selecciones” (a que alguno las a leído o visto). Son de temas variados e interesantes. Cuando él terminaba con ellas, yo me las llevaba para también leerlas.
Hay una sección fija de esas la Selecciones que se llama “La Risa, remedio infalible”, ¡y cómo me gustaba!. Chistes de los más tontos pero siempre con algo de verdad detrás. Situaciones cotidianas a las cuales todos se pueden relacionar: unas alegres para sonreír y también de esas que es mejor reír para no llorar.
Muchas veces pienso que el título de esa sección bien puede ser un lema de vida. No hay mejor bálsamo para el alma y para el día a día que aprender a reír. Ya sé lo que piensan, ¿por qué aprender, si todos saben reír? Pues, a todos les gusta un buen chiste, pero hay momentos en tu vida donde es más complicado reír…pero se puede aprender.
Estuve leyendo un artículo que hablaba de la importancia del humor en las relaciones familiares y por qué enseñar a los niños a disfrutar de la vida con humor. Ojo, no el humor ese de ja-ja payaso bromista o burlas, más bien ese humor que te permite reírte de ti mismo, que te sale de adentro y que da energías cuando no se tienen.
Obviamente hay un componente de personalidad, no todos somos alegres, pero ese no es el cristal a través del que debemos mirar este tema. Como dice el artículo, "es enseñar a reaccionar con positivismo ante las situaciones.” Y eso es lo que nos brinda el reírnos, nos llena de positivismo. A ver, ¿cómo te sientes después de una peli de comedia? o ¿Cómo te sientes después de una reunión de amigos donde recordaron todas las bromas y desavenencias escolares? Seguramente te sientes bien, positivo y hasta alegre.
Mi familia es muy muy chistosa, nos gusta reír incluso cuando no la estamos pasando muy bien. Los mejores recuerdos de mi infancia son cuando algo gracioso (bueno o malo) pasó y creo firmemente que es una cualidad que quiero transmitirle a mi hija.
Mi esposo y yo sufrimos de dolor crónico lo cual puede ser deprimente, pero nunca hemos perdido esa chispa de alegría. Y en muchos momentos, esa es la chispa que nos ha mantenido unidos, fuertes y ‘echando pa lante’. Ese es el “remedio infalible” que quiero transmitirle a mi hija. A veces, los adultos olvidamos la perspectiva de las cosas...dejamos que lo negativo, el estrés y las preocupaciones se filtren a nuestro humor creando un estado de ánimo permanentemente infeliz o irritable. Esto se puede convertir en un patrón, que sin querer, les estamos enseñando y que ellos pueden terminar imitando.
Qué el niño daño sus zapatos, que hoy tu cabello es un desastre, que saliste a una cena y te derramaste el vino encima…esas son las cosas pueden desequilibrar tu estado de ánimo pero si aplicas unas gotitas de humor (y dices qué car*jo) ya no se ven tan grandes y regresan a la proporción debida. "Y esto no significa “tomar a risa” cuestiones que haya que señalarles a los chicos en función de su educación, o reírse de cualquier cosa sin razón, sino tratar de darle a las cosas su verdadera dimensión, sin caer en dramatismos inútiles.”, dice el artículo.
Ciertamente, todos los niños (la mía muy incluida) pasan por una etapa donde todo es una gran tragedia. Este no es el traje que me quiero poner, por qué me serviste pollo, no quiero bañarme...la lista es interminable de las situaciones que a las que ellos reaccionan con enojo desproporcionado. Pero si logramos reírnos un poquito, no sólo conseguimos "desactivar la bomba", también les dejamos saber que han exagerado un poco. Ejemplo, ¿no se quiere bañar?, siempre le digo "uy te saldrán escamitas de pez por aquí...." y le hago una cosquilla. Y con una carcajada se desvaneció el gran problema.
Estudios han demostrado que "las relaciones entre padres e hijos que permiten y dedican tiempo a las diversiones, el buen humor y la risa son más sanas, menos tensas y más cordiales además de crear vínculos de relación más estrechos y duraderos."
¿Ya ven? Un poquito de humor sirve de mucho. Recuerden: fruncir el ceño es fácil, pero cómo arruga...prefiero líneas de expresión pero de reírme.
un abrazo - xoxo
Referencia: http://www.solohijos.com/